viernes, 5 de junio de 2015

La Casa De Las Palabras

Desde el producto final de la inventiva de Gutenberg, hasta la era digital. Desde la A hasta la Z. Tres siglos de historia, se encierran en las paredes de esta edificación. Sobre el Museo Nacional del Prado, adyacente a la Iglesia de Los Jerónimos, el Casón del Buen Retiro, número 4 de la calle Felipe IV, Madrid, España, yace la sede principal de la Real Academia Española, bastión institucional del saber hispánico y evolución del idioma.

Para aquellos quienes aman el maravilloso arte de las palabras y el poder infinito que su combinación aporta en el inconmensurable proceso de comunicación, ven en esta “Casa de las Palabras y de la lengua” un santuario, de devoción y contemplación, al registro histórico de la lengua.

Este solemne palacio pasó del ingenio proyectista del arquitecto Miguel Aguado de la Sierra, a materializarse entre 1891 a 1894 en los predios de lo que a otrora fuese denominado Barrio Griego, flanqueado por el Jardín Botánico y la Puerta de Alcalá.

Un pórtico de cuatro columnas dóricas, da la bienvenida al recinto. Una colección de grabados de Francisco de Goya y Alberto Durero, más el inmaculado orden de sus libros, ejemplares, pliegos y volúmenes, aunado a las prodigiosas bibliotecas que jalonan las diversas estancias, el lugar manifiesta una suerte de sortilegio que exhorta a la respetabilidad y cautiva al estudio. La luz exterior se cuela mediante un exquisito vitral que reza “Limpia, fija y da esplendor”, lema que se acopla perfectamente, al compromiso purificador de la corporación, en hilvanar  y salvaguardar la belleza intelectual de este rico idioma.

En una fundición arquitectónica entre modernismo y tradición, aparece una apoteósica mesa oval, que  reúne los curules de cuarenta y seis miembros –identificados en cursiva con las letras mayúsculas y minúsculas del abecedario– entre catedráticos, pedagogos y literatos, que velan por la subsistencia, rendibú, apego  y acatamiento a la gramática, ortografía y demás paramentos que glorifican la magia de las palabras que se confinan en este lenguaje.

La inauguración del palacio, se preconizó el primer día de abril de 1894, bajo la presidencia de la reina regente María Cristina, en compañía de su hijo Alfonso XIII. La dirección de la Academia, le pertenecía a Juan de la Pezuela y Ceballos, conde de Cheste, quien leyó un impecable discurso de inauguración en la ceremonia.

En 1891, al séptimo día del mes de mayo, se realizó el acto simbólico de colocación de la primera piedra, en la construcción de la vigente, y sede principal de la Real Academia Española y su respaldo tricentenario. Razón por la cual se celebra hoy día, ciento veinticuatro años del inicio de su edificación. En el inicio de la cuarta centuria académica del idioma español, este edificio palaciego alberga en sus entrañas, todo progreso o trascendencia filológica y lexicográfica del habla hispánica.

Rodríguez R. Gabriel J.
@gabo_rodriguez3
Gabógeno

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