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“Los
periodistas del silencio”
Carlos
Ulanovsky, en su libro Siempre los escuchamos, menciona al gestor de
contenidos, Carlos Bianco, quien a su vez cataloga a sus colegas como “los
periodistas del silencio”. Un productor es el alma de un programa, el
apagafuegos, el solucionador, el responsable, el culpable, el mitigador de
contingencias, entre otros sustantivos inherentes a tan interesante oficio.
El
conocimiento administrativo u organizacional de un procurador de material es
casi imperceptible en el mundo hertziano. Sin embargo, además de un poder de
creatividad superlativo, debe poseer la inteligencia emocional para el manejo
de conflictos en un mundo, y no huelga decirlo, donde el tiempo es indomable.
Planificación, organización, dirección, ejecución y control son parte de los
principios ineludibles de este profesional. Por tales habilidades, Daniel
Gentili los describe así:
“La
tarea del productor depende mucho del conductor, de lo que éste le requiera. Creo
que tiene que informar al conductor porque éste no alcanza a leer todos los
diarios, navegar los sitios de Internet, ver la tele… Como primera función, el
productor es el tipo más atento de la radio; segundo, hace un ranking de lo más
importante del día; tercero, sabe interpretar la personalidad que tiene cada
programa y conductor, encargándose de buscar desde notas o noticias hasta un
tema musical”.
Entre
otras virtudes del creador del guión radial se encuentra la elaboración de
planes simultáneos para salvaguardar la integridad de su tarea. Es imponderable
el as bajo la manga, el conejo en el sombrero, la varita mágica que posee para
solventar en aquellos momentos cuando todas las energías confluyen para que una
pauta no se dé. Sin desestimar la agenda de contactos que debe alimentar en sus
años de labor, donde convergen los datos del vendedor de carne del mercado
municipal y el número telefónico del diplomático, así, sin ambages ni
sectarismos.
En
el libro Hacer radio, Guía integral, de Mario Portugal y Héctor Yudchak, se habla
sobre el valor que da el locutor a su principal llave de trabajo. “Los grandes
conductores saben y valoran la importancia de contar con un eficiente productor
detrás de la pecera. Además de su
aporte específico, un buen productor es alguien que le da la tranquilidad de
saber que van por el camino correcto en la transmisión, que nada queda sin
atender y que la calidad del producto está asegurada”.
Un pulpo workaholic detrás de la pecera
La
naturaleza multifacética del productor de radio lo yergue como una figura de vasta
envergadura en tal medio, no importa si señaliza o no detrás del vidrio. Por
ende, es fácil y sugestivo inmiscuirse en los intríngulis de esta labor. Las siguientes
son breves pinceladas que recogen las funciones más destacadas de un gestor de
contenidos:
- La
priorización y el orden son rasgos básicos, dados los numerosos y
consuetudinarios obstáculos que se muestran en el ejercicio y que deben
solaparse de inmediato y sin titubeos.
- Un
ser volitivo y proactivo, visionario, materializa el proyecto, lo preconcibe y
lo ejecuta, en perfecta armonía con los demás partícipes de la idea.
- Es
un defensor furibundo de la sinergia, del trabajo en equipo, base fundamental
para poder ir al aire con un fin de calidad. Es atípico un entorno laboral de
extrema camaradería, gajes de la comunicación y de la raza humana, por tal
razón, hay que sobreponerse a las diferencias para que el usuario sienta la armonía
del material que percibe, así la cabina esté ardiendo.
- El
entorno tecnológico debe ser su mejor aliado. Esta cualidad lo catapultará en
su carrera sin importar la naturaleza de las transmisiones que haya labrado.
- Debe
rayar entre lo óptimo y lo perfectible, para no usar el término “perfecto”.
Debe autoexigirse y enrumbar al equipo hacia la misma meticulosidad. Esto
garantizará que no será un programa más, sino el mejor del día, del cual se
arraigarán para que el siguiente sea superior.
César Miguel Rondón: una producción
excelsa
Por si la trayectoria misma del locutor
no bastase, el equipo de agenda de contenidos del programa matutino del
Circuito Éxitos parece un ecosistema aislado en su propia armonía. La fluidez
del mensaje, el cuidado del formato, la exigencia del entorno, la dicción, la ilación
del guión, y un detalle muy importante e inadvertido, la omisión de
hipersubordinación de oraciones –aval de la atención y comprensión del
radioescucha–, y el sobresaliente uso de los silencios ofrecen un resultado digno
del periodismo de vanguardia.
Luis Carlos Díaz, Adriana Núñez
Rabascall, entre otros copartícipes gestan un producto en donde la empatía
laboral trasciende. Pese a ser un espacio de tres horas, desde los albores de
la jornada, la producción denota el compromiso de y con sus entrevistados, y
difunde secciones idóneas para un público nacional que va desde el colector del
autobús, hasta el miembro académico de letras y números.
El eje neurálgico del programa se
combina entre el acontecer noticioso criollo e internacional –volátil en lo
extremo–, y una selección musical para oídos exigentes. “Determinó el azar del
señor portero”, anticipa el consumo informativo; “para variar, Barbarita”,
invita a The Beatles al espectro; “tengan todos el mejor día posible”, da la
bienvenida y el colofón; “capicúa”, determina un formalismo horario de orden de
caracteres; éstas son claves que engranan un trabajo de manufactura de altísimo
talante profesional. Su audiencia así lo comprueba.
“La producción es una de las labores
menos aburridas del mundo. Todo el tiempo pasa algo, necesitás muchos reflejos.
Para los obsesivos, resulta el lugar ideal. A un aspirante le digo: el esfuerzo
da sus frutos, y además, si no sos curioso, dedícate a otra cosa” (Daniel
Gentili)
Gabriel
Rodríguez 16.479.817 @gabogeno Lunes, 26 de noviembre de 2018
Muy buena informacion muchas gracias!! saludos desde procurador online Barcelona
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