miércoles, 24 de diciembre de 2014


“À votre santé”
Chin-chin



Quisiera hacer un brindis, elevar mi copa de vino al cenit, por este juego de palabras que se ha construido alrededor de ese bien etéreo, denominado alma. A veces, no sé si somos cuerpos dotados de almas, o almas dotadas de cuerpos. Según mi Yo Bohemio, ente al cual no puedo darme el lujo de hacer tanto caso, el alma es un agente que tratamos de proteger y esconder, dentro del armadura de nuestros cuerpos, nuestra anatomía es el estuche de nuestro espíritu; en pocas ocasiones se tiene la confianza de poner a remojar el alma, observarla, guindarla un rato para que descanse de su caparazón. Tal vez, tres de estas ocasiones son la meditación, la soledad y el silencio. Pero eso de colocar a la intemperie el elixir de nuestra decadente perfección, podría ser lapidario si se hace junto a personas cuyo concepto de vida solo se base en tiempo, y no en emociones. Es un suicidio despojarse de su alma junto a personas que carecen de esta. Por eso siempre me regodeo en el gozo de distinguir, primeramente, en qué momento puedo desnudar mi alma, y acto seguido, a quien se la puedo dar a cuidar, con la garantía y certeza estelar, de que absolutamente nada malo le va a pasar. Gracias por prestarme tu lienzo, para volver a pintar mi alma.  

Lcdo. Rodríguez R. Gabriel J.
Gabogeno

@gabo_rodríguez3

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