Aforismo: ¡Esto es
Venezuela!
Siempre defiendo mi
desacuerdo con algunas frases y salidas a determinadas situaciones del quehacer
ciudadano. Observo el uso de estas, como un acto de repudio a la intensión de
medrar, de la sociedad venezolana. Es un germen que aniquila ese positivo Efecto
Pigmalión al que todos tenemos derecho. No es secreto, que la actitud del
ciudadano común, ha decaído considerablemente. Por la variopinta gama de
razones y causas que sean, se ha desplegado en el sentir del bravo pueblo
venezolano, una especie de neblina sombría que envuelve a una vasta mayoría. Bien
¿Cuál es el punto crítico de esta ceguera? Justificar el mal obrar con estos
axiomas. Esto aviva la ignorancia.
En numerosos cenáculos, cuando comentaba a
la gente en la calle, esta óptica, muchos me dijeron, que una de las cosas más
puras y bonitas del venezolano, es su habilidad dicharachera. Pues bien, el
cuestionamiento no va dirigido a nuestra genialidad en parir aforismos - que
dicho sea de paso es rica y apoteósica - sino a su uso nefasto, desmedido e
inadecuado, como respuesta a algunas situaciones. En esta primera entrega ejemplificaré
con una frase que se ha hecho viral: “Esto
es Venezuela”. Esta sentencia denota un atisbo de patriotismo admirable.
Pareciese que fuese dicho, con el mismo proselitismo usado por Leónidas contra aquel
emisario persa: “Esto es Esparta”. Tristemente no se oye en ese contexto. Por el
contrario - afianzando aquello del uso nefasto, desmedido e inadecuado – es
frecuente escuchar esta máxima, cuando queremos hacer saber, que aquí – en
Venezuela - hacemos lo que nos dé la gana. Más grotesco si sumamos que esta
frase siempre viene acompañada con una perversa carcajada de mofa.
Es
inaceptable ver como una nonada, el uso de estos adagios, para justificar actos
como estacionarse en las aceras, comerse
la luz roja en los semáforos, estacionarse en el rallado peatonal, lanzar basura en ornamentos, esparcir
excremento de animales domésticos en la calle, adelantarse en las colas,
micciones en espacios públicos, en fin, solemos vincular nuestros dotes de mal
ciudadanos, al hecho de que “Esto es Venezuela”. Es aberrante la situación
social del país. Soy fiel creyente del poder de la palabra. Entonces, si
tergiversamos cada cosa que decimos, y la espetamos con el auspicio de que nos
queda bien, puesto que es “chistoso”, jamás lo consideraremos error y sin duda
se enclavará en el psique del colectivo.
¿Cuál es el afán? Me
duele en el alma esta mujer llamada Venezuela. Pues, convencido estoy del
género de mi terruño. Este país, mi país, sin duda alguna es mujer. Fémina de
tuétanos duros, dama sufrida y engañada, pero también la típica madre soltera
con guáramo, que sale adelante en conjunto con todos sus hijos. Sus treinta y
dele millones de hijos.
Lcdo. Rodríguez R. Gabriel J.
Gabógeno
@gabo_rodríguez3
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