viernes, 29 de enero de 2016

AFORISMO: “NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA” / POR: GABRIEL RODRÍGUEZ @GABÓGENO

Aforismo: “Nadie es profeta en su tierra”. 

Retomando el frenesí paremiológico de mis primeros escritos hallé esta máxima, mas dudé en publicarla, no sabía si hacerlo en forma de axioma popular o de maldición.

Francisco de Miranda, de madre panadera, y padre canario, abandonó su país y la malquerencia de la Caracas mantuana, para recorrer “el libro del universo”, regresar a su terruño y hacer que en el joven Bolívar, germinara la semilla de la libertad. Don Andrés Bello —defenestrado de nuestro papel moneda— en su periplo por Chile desde 1829 hasta su deceso, demostró lo que quizás, en sus propias raíces no habría logrado.    

La irresponsabilidad de algunos usuarios en redes sociales deja ver claramente, que hay quienes sufren cuando un compatriota es distinguido en el extranjero, por haber alcanzado la admiración de otros al desplegar determinado talento. Veo con supina preocupación el hecho de que tanto virtualmente, como en las calles, orates emiten comentarios burlescos y tercermundistas en contra de nuestros exitosos representantes, cuando vecinos continentales les inundan en loas y elogios.

¿Por qué no puede un venezolano ser profeta en su tierra? ¿Le tememos al crecimiento? ¿Nos molesta el avance? ¿Nos perturba el progreso de otro? ¿Por qué hay que partir para triunfar? Sencillo, no nos valoramos como lo que somos: un país potencia. Y cuando digo potencia, quisiera suprimir de nuestros tuétanos todo tipo de hidrocarburo, mineral y la larga ristra de bendiciones que Dios amablemente nos confirió.

Un país potencia se fundamenta en el grano de arena que pueda sumar cada ciudadano. Nos hará potencia bendecir talentos, practicar valores, inculcar educación, promover cultura, consagrar dones, materializar sueños, originar oportunidades, mecenazgos artísticos y emprender. El petróleo, mientras no se siembre como recomendó Uslar Pietri, únicamente nos hará ricos ¿Y qué sentido tiene ser un pobre país rico? Permítanme el oxímoron. 
    
Hay campos, disciplinas y artes que en otras civilizaciones se ponderan con la amplitud que merecen. Mientras nuestra sociedad no abra las fronteras culturales, este capital humano valiosísimo, solo brillará a kilómetros de aquí, de otro modo, seguiremos condenados a la evanescencia que sufren todos los corajudos cuyo único pecado, es hacer de sus sueños, motores de vida. 
    
Cito de El Pasajero de Truman, de Francisco Suniaga, a un personaje que declaró: “El éxito en nuestra cultura es intolerable”. Me niego fehacientemente a aceptar esta percepción.

Rodríguez R. Gabriel J.
@Gabo_Rodríguez3
Gabógeno 

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